domingo, 21 de diciembre de 2008

Superhéroe Holyfield


Desde pequeño veía combates de boxeo con mi padre, que era un gran aficionado. Él me enseñó a entender este deporte y a saber todo lo que sé del llamado noble arte. Solía hablarme de los púgiles que admiraba y los hacia parecer héroes a mis ojos.
Con el tiempo yo he admirado a algunos, a esos que sabes que al subirse al ring, nunca te van a defraudar, porque ganando o perdiendo, siempre van a darlo todo. Entre mis preferidos hay tres púgiles a los que he admirado y que, de seguir tan de cerca sus carreras, parece como si pasaran a ser parte de la familia; osea, que lo pasas hasta mal cuando boxean. Holyfield, Castillejo y Hagler.

Anoche tuve la oportunidad de ver a uno de mis superhéroes. Ya está en el final de su carrera pero a sus 46 años está empeñado en seguir boxeando. Para los no aficionados es conocido por perder un trozo de oreja entre las mandíbulas de Mike Tyson. Para mí está entre los cinco mejores pesos pesados de la historia. Ha sido un gran campeón, con un estilo muy ágil e inteligente, y sobre todo, por no rehuir la pelea, por ir a la guerra sin pensárselo dos veces.

Anoche peleaba por el título mundial de los pesos pesados en Suiza, ante el Hombre Montaña de 2'13m. y 141kg. de peso, llamado Nicolas Valuev. En los buenos tiempos de mi superhéroe hubiera convertido al Montaña en gravilla; ahora era ver a David contra Goliat, una pelea desigual fíisicamente, donde según los entendidos, a mi superhéroe lo iban a descuartizar vivo.
A mí nunca me ha defraudado y anoche tampoco lo hizo. Ya no es el que era, pero sacó a relucir la clase que aún le queda, y para mí ganó de calle.
Valuev, al terminar el combate le hizo una pequeña reverencia, y los asistentes corearon su nombre reconociendo y sabiendo que, a su edad, había logrado otra hazaña, pero los jueces se olvidaron las gafas en casa y lo dieron perdedor.
Eso es lo de menos. Éste sí que no tiene que demostrar nada a nadie. Es una leyenda viviente con un físico impresionante y sobre todo, un caballero. Pero creo que deberia poner fin a su magnífica carrera. Se ha enfrentado a los mejores de su época sin rehuir a nadie, no como otros. Echaré de menos verlo subir al ring con la inscripcion Warrior y las siglas de algún pasaje bíblico en su pantalón, pero la verdad es que llegó la hora de el adiós. Tú sí que eres grande .
THE REAL DEAL
EVANDER HOLYFIELD.

lunes, 28 de julio de 2008

HOY TE LLEVO DE PASEO


Llevo esperando el 16 de julio todo el año. Cuatro o cinco días antes me empieza un pequeño cosquilleo en el estómago que se acentúa después de celebrar el santo de mi madre. Ya no puedo estar quieto y me pongo a dar vueltas en la sala y sobre las 10 de la noche exclamo "¡Me voy ya!", a lo que mi madre siempre dice "A ver cómo se portan este año". Me voy dejando a Lego a buen recaudo en las manos de mi familia. Ya en la calle, se oye un ruido especial y miro desde arriba la empinada calle que será el pre-calentamiento de todos los años.

Empiezo a bajarla lentamente y vienen a mí recuerdos de las personas que me inculcaron lo que siento. Abuela la de casa, que me llevaba de chico para que sostuviera al niño , siempre hablaba de ella como si fuera de la casa, un familiar muy querido; como todos los años, se sacaba una foto con ella para mandarla a mi tío a Venezuela. Cómo la queria. Eso lo dejó impregnado en nuestras vidas.


El mayor temor de mi abuela era lo que le pudiera pasar el domingo en que suben los pescadores del Puerto a hacerle su visita anual y cuando se encontraba con alguno en ese dia les solía decir: "¡Pórtense bien!".


Mi padre era de la Hermandad, como su padre, y en el ví el respeto que se le debe a la Señora.


Al final de la calle te encuentras con gente del barrio; a muchos los conoces de jugar de pequeño, a otros de vista y cómo no, a los colegas de mil historias. Pero todos hoy vamos a lo mismo . Empiezas a oir el bullicio, la Hermandad con sus cirios encendidos, los estandartes, la gente que se para para ver el momento. Notas las caras de los colegas como se tensan y empiezan las preguntas y exclamaciones. "¿Quién va delante?" "Los altos detrás. ¡Detrás!" "¡Yo voy con el Pulgón, como siempre!". Y en todo este alboroto aparece Ella, y notas un cosquilleo por todo el cuerpo y te das cuenta que pareces espinete con todos los pelos de punta. La ves acercarse ¡COÑO QUE BONITA! Y ya tu único pensamiento es llevarla sobre tus hombros. En todo este alboroto ya tengo mi sitio y notas como te crujen las rodillas al levantarla y empiezar la dura pendiente.


Se oyen los vivas y se sigue subiendo. Pienso en los míos que ya no están, en lo felices que se sentirían al verme . En mi familia, que sabe que mientras pueda, año tras año, lo seguiré haciendo. Y en especial en mi madre, en lo orgullosa que se siente, y sé que es su mejor regalo. Aunque mañana y en un par de días no se me quiten los dolores de hombros y articulaciones en general, todo valdrá la pena por sólo mirar un momento su cara y decirle "Hoy te llevo de paseo, cara bonita".


viernes, 7 de marzo de 2008

M de sobrina


Me acuerdo verla moverse dentro de la barriga de mi hermana. Cuando me la pusieron en los brazos dormida, y yo era incapaz de mover un músculo por si se despertaba. Cuando la chantajeaba con comprarle un polo para llevármela a dar una vuelta, o cuando la llevaba a la plaza para que corriera un rato y ella en cambio se quedaba sentada a mi lado. Les hablo de alguien muy especial, mi sobrina M .

Cuando la miro, veo como ha mantenido los rasgos físicos de la familia, muy parecidos a los míos. La piel blanca, la forma de sus ojos y sobre todo, su mirada .

M es muy tranquila ya lo era desde pequeña, aunque ahora, al ser adolescente sus pensamientos estan puestos, como no, en chicos, cantantes de moda y demás cosas de esa edad; cosas de las que me habla o, mejor dicho, me ametralla con su voz de pito sin piedad cuando tiene la más mínima oportunidad, y yo lo llevo lo mejor que puedo en esos momentos, todo sea por M.
Muchas veces cuando estoy con ella y sin que se de cuenta, la observo por el rabillo del ojo y veo cómo ha cambiado, cómo va creciendo tanto fisica como mentalmente y cómo lleva su vida por el camino correcto y eso me admira, porque yo con su edad era un veleta sin rumbo.
Observo en su mirada la inocencia, la bondad, esa mirada de cuando todo es extraordinario, bueno, y me gustaría poderla proteger para que siempre todo fuera así, pero cada uno vive su vida y yo sólo puedo aconsejarla.

Ojalá que el futuro te de todo lo que deseas en tus sueños y tu vida sea la que imaginas. Por mi parte, tendrás el apoyo incondicional en los buenos y malos momentos (que todos sean buenos) y nunca te olvides que eres para mí muy especial.

Lo único que quiero es que seas libre y tengas una vida felíz .

Por algo soy tu tio preferido COÑO.

sábado, 6 de octubre de 2007

Julia's Garden





Los ingleses parecen raros vistos desde fuera. Les encantan las flores y la jardinería, particularmente creo que es su verdadera vocación frustrada, y a ella le dedican gran parte de su tiempo. El que puede, es obvio.

Un día, una amiga inglesa de Lego, me preguntó si le podría echar un vistazo al jardín de su madre, ya que ella no podia realizar algunos trabajos en él por su edad.

Pasadas unas semanas Lego (traductora) y yo fuimos a ver ese jardín, y en él nos recibió Doña Julia. Es una señora de unos setenta y tantos, pero por su vitalidad le podrías quitar unos cuantos. Nacida en el País de Gales, después de un largo periplo por Venezuela, donde conoció a su marido Don "Agustin" (la forma canaria de decir "Austin") recaló ya hace bastantes años en Tenerife.

Después de hacerme una exhaustiva "prueba de aptitud" con nombres de plantas y miles de preguntas relacionadas con ellas, acordamos nuestra relación laboral.

Yo pensé que tendríamos incompatibilidad de caracteres; por lo tanto, intentaría quedar bien por la relación que mantenemos con su hija y, cuando realizara mi trabajo, en un par de semanas, lo dejaría. Pero desde entonces han transcurrido cerca de 4 años, quién me lo iba a decir.

A Doña Julia, o la quieres, o la odias. Es una persona vital, que siempre va hacia delante, de frente, y con carácter; si te tiene que decir algo no se corta, pero tiene una educación exquisita, por lo que es imposible que te pueda ofender. Su mente nunca para, y esto se ve reflejado en su jardín, siempre sometido a constantes cambios. No hay ningún problema entre nosotros, ya que en los gustos sobre estilos de jardines y métodos de trabajo nos parecemos mucho.Podríamos decir que hago y deshago a mi antojo. Además, según me han dicho, y para mí es un honor, ella es la envidia de sus amistades británicas, y alardea de mí siempre que tiene ocasion comentando que trabaja en su jardín un "gardening teacher", haciendo referencia a los cursos que imparto.

Su jardín es diferente: "Doñajuliano" de estilo inglés (mi favorito), el único verdaderamente inglés que yo he visto por aquí. En él se intuye la forma de ser de su propietario, con una gran variedad de plantas y una constante explosión de color. El objetivo del jardín inglés es asemejarse a un paisaje natural, pero controlado, y eso conlleva bastante dificultad.
Cuando trabajo en él me olvido de la hora de salida, nunca es un trabajo monótono como en otros, salvo el día que toca el recorte de mi mayor enemigo: la bougainvillea. Cómo la odio.

Siempre estoy acompañado de 2 de los 6 perros que viven en la casa. "Guapa", siempre en posición de alerta, pendiente de todos los movimientos de mis manos. Y la última adquisición, un "salchicha" que me trae constantemente su pelota para jugar.


Al acabar el trabajo a menudo me quedo charlando con Doña Julia, en una agradable conversación que siempre lleva el titulo de "PLANTAS. "

A Lego le dan ataques de celos cuando pasamos por allí ya que Doña Julia sólo parece tener ojos para mí, y a las preguntas de Lego responde con monosílabos, sin prestarle mucha atencion, molesta por haber visto interrumpido un interesante debate acerca de variedades de trepadoras.


En los años que llevo en esta reconfortante profesión he tenido la suerte de poder transmitir lo que sé a los alumnos que he tenido en los diferentes cursos que he impartido y poder dejar un toque personal en mis trabajos, pero si alguien ha influído en mi estilo ha sido esta señora, de la que he aprendido, entre otras cosas, a tener siempre presente que el jardin está vivo, en constante cambio, y que siempre se puede mejorar. Pero sobre todo algo que se suele olvidar con las prisas y la rutina, pero que te hace ser diferente en esta profesión: el amor a las plantas.

Por lo que me surge una pregunta ¿quién es el profesor?

jueves, 31 de mayo de 2007

El pescador de morenas

Era temprano por la mañana. Oía que en la cocina de casa mis padres hablaban; mi madre decia: "El niño no va, es muy pequeño", a lo que mi padre respondía "¿Qué le va a pasar, si está conmigo?". A mí, mientras, con 4 o 5 años, lo que me importaba en ese momento era buscarle las cosquillas a mi hermana que estaba dormida. Cuando más absorto estaba en tan ardua labor aparecía mi padre que me decía: "Venga, que nos vamos p'al mar".

Despues de despedirnos de madre, abuelos, hermana, la frase habitual de "Ten cuidado con el niño", nos subíamos en el coche e íbamos en busca de mi abuelo paterno. Tocábamos en la puerta, pasaban unos segundos y se oía la voz de mi abuela que decia "Ya va".
Al abrirse la puerta, mi abuela, con sus gafas, traje negro y su pelo recogido en un moño con forma de rosquete. Después de los besos correspondientes, me cogía de la mano y entrábamos en la casa, donde se oía de fondo el sonido de una guitarra. Y ahí estaba, sentado en el sillón, mi abuelo con su guitarra que nos miraba y decia: "Casi no llegan. ¿Compraste las caballas? Pues venga, que se nos va la marea".

Volvíamos al coche y yo, como siempre, tenía que ir en el asiento trasero, ya que mi abuelo no podía doblar una de sus rodillas (era cojo), por eso el asiento del copiloto era su trono particular. En la puerta, mi abuela volvía a repetir la frase de "tengan cuidado" a la que añadía "mira a ver a dónde llevas a tu padre". Por lo que yo intuía que mi padre era el encargado y responsable de nuestra seguridad (qué marrón).

Por el camino intercambiaban opiniones sobre el sitio más idóneo, se repetian nombres que a mí me sonaban a lugares de leyenda pero que al cabo de los años se han convertido en sitios familiares: La Fajana, Los Roques, el Callao del Socorro, el Guindaste, La Grimona, Barranco Ruiz, y Méndez, al que mi padre decía "Cómo va a bajar el chico ahí ¿estas loco?", por lo que a mí me surgía un poco de intranquilidad de dónde me iban a llevar. Al fin se decidieron y empezaron a hablar de sus cosas. Yo los miraba desde el asiento trasero del coche y no parecían padre e hijo sino dos amigos; entre ellos se respiraba complicidad.

Dejamos el coche aparcado en una finca de plátanos y empezamos a caminar entre plataneras. Pero ellos se detenían cada dos pasos y ahora parecía que su mayor preocupación era si los plátanos ya estaban para coger, si todavía estaban verdes o maduros, si las piñas eran grandes o no, y yo mientras, pensaba: "¿No ibamos al mar?".

Cuando al fin se daban cuenta de a lo que habíamos venido, reanudaban la marcha y empezábamos a bajar por un camino que nos llevaba al mar. En primer lugar iba mi abuelo, seguido de mi padre que llevaba todos los aparejos de pesca dentro de un saco y a mí cogido de la mano. Cuando llegábamos al callao mi padre hacia un alto y me decía:"¿Qué? ¿Te llevo a la pela?" y ahí estaba yo, subido a la espalda de mi padre que iba haciendo equilibrios de piedra en piedra.
Mi abuelo ya habia inspeccionado el lugar y exclamaba "¡Date prisa, que la marea esta casi vacía!". Mi padre, como si fuera un porteador, al llegar me dejaba en una de las piedras mas altas para tenerme controlado y decia "Mira y estate quietito".

Mi padre empezaba a sacar los aparejos del saco, que consistían en dos varas, un lazo, unas caballas y dos trozos de saco. Mi abuelo, mientras tanto, ya se habia remangado los pantalones y, con el agua por las rodillas, estaba cogiendo todo bicho viviente que veía: lapas, burgados, erizos y cangrejos. Pasados unos minutos cada uno cogía una vara, un pedacito de saco y unas cuantas caballas, y tras unos momentos de desacuerdo, se separaban y cada uno se dirigia al sitio elegido . Yo, desde mi atalaya privilegiada, no entendia nada; sólo observaba cómo los dos seguían los mismos pasos: escachar las caballas, meterlas en los pedazos de saco, empezar a apretarlos para que la sangraza cayera en el charco, cebaban la vara con un pedazo de caballa, la introducían en el charco y daba comienzo el día de pesca.

Pero otra sorpresa me esperaba: ahora mi padre empezaba a silbar y mi abuelo comenzaba a canturrear unas frases. Yo, desde mi observatorio,preguntaba "Abuelo ¿qué haces?" a lo que él me respondía "Estoy llamando a las morenas".
Podian pasar minutos, horas o segundos pero de repente se oía un grito "¡Trae el lazo, que aquí está!" , y ahí corría mi padre con el lazo en la mano, lo metía en el charco, daba un tiron y sacaba una cosa parecida a una serpiente marrón viscosa que se enroscaba en si misma, la metía en el saco y Abuelo comenzaba a darle golpes. Yo a estas alturas ya no sabía qué pensar.


Cuando acababa el día de pesca se hacía una parada en la venta más cercana, en la que mis dos acompañantes se disponían a degustar el vino de la tierra y sobre todo mi abuelo hacía mucho hincapié en buscarme una novia, aunque yo tuviera tan corta edad.


Pasaron los años y mi abuelo tuvo que partir a otros lugares a pescar morenas, por lo que el equipo de pesca quedó reducido a dos. Cada día era un aprendizaje, mi padre era el maestro y yo el alumno, repitiéndome mil veces cómo lo debía hacer, hasta que llegó el ansiado día en que me dijo "Ya puedes pescar solo".
El mar había hecho su trabajo; no habia maestro y alumno, sino dos amigos que iban de pesca. Hablábamos de nuestras cosas, nos hacíamos confidencias y asi durante muchos años. Se repetía la historia.

Un dia, mi padre también partió a encontrarse con su padre y pescar morenas en otros lugares; dicen que por ahí arriba los tienen locos a todos con sus silbos y sus cantos.
Ahora voy solo al mar, pero no me siento solo. Hace muchos años que no voy a las morenas, pesco de caña, esa es mi afición, pero algún día prepararé el lazo, la vara y bajaré a la marea a llamar a las morenas.

La pesca tradicional de las morenas prácticamente ha desaparecido, ahora se emplean otros utensilios y otras técnicas. Esa forma ancestral que yo viví muy poca gente ya la conoce. El silbar y cantar se cree que atraía a las morenas y las hacía salir de sus escondites. Recuerdo la forma de silbar de mi padre y las estrofas de los cantos que realizaba mi abuelo pero eso lo guardo para la cuarta generación de pescadores de morenas de mi familia. Ahora me considero una especie en peligro de extincion.

Un día a mí también me tocará ir a llamar morenas con mi padre y ver al amigo que tanto echo de menos pero ya no estaré sentado en la piedra más alta viéndolos a ellos, estará el equipo junto y yo sere uno más llamando a las morenas.

"OH MORE ,OH MORE, OH MORENITA PINTADA QUE VIENE EL........................"

martes, 22 de mayo de 2007

El Lince, en peligro de extinción

Lo vi por primera hace 20 años aproximadamente, en un combate de semifondo en una velada en la que Poli Díaz defendía el titulo de Europa. Era un púgil delgado al que yo no había visto hasta entonces. Lo que me llamo la atención fue cómo entraba sin miedo en el cuerpo a cuerpo.

Le seguí la trayectoria, ya que en ese tiempo emitían combates de boxeo por televisión. Al cabo de unos años, el pegador argentino Vázquez, le dió una oportunidad como aspirante opcional al título mundial. Todos los entendidos en boxeo creían que el Lince no pasaría de 2 o 3 asaltos por la pegada descomunal del campeón y su mayor experiencia.
Pero ese día, aunque perdió mas que honrosamente, ya empecé a creer en él.

Ha demostrado que hace daño, sabe sufrir, tiene corazón, es un gran encajador y no se arruga ante nadie. Siempre se presenta en sus combates con una preparacion envidiable, sabiendo que lo dará todo y será difícil de vencer. Su trayectoria deportiva y personal han sido ejemplares, y nunca ha protagonizado ningún escándalo, ni dentro ni fuera del ring.

Javier Castillejo, "El Lince de Parla". Nadie le ha regalado nada en este duro deporte, todo lo ha conseguido gracias a su sacrificio y tenacidad. A pesar de que el noble arte en este país es el deporte a excomulgar. Ha sido varias veces campeon de España, de Europa, y en nueve ocasiones, del mundo. Es el único púgil español que ha sido campeón mundial en dos pesos diferentes (superwelter y medio). Con este curriculum, en cualquier país sería una celebridad, pero al pobre de Javi le ha tocado vivir en España, donde se le da mas importancia a un mequetrefe que salga en las revistas del corazon que a un gran boxeador. Cualquier deportista español que haya logrado un mérito muy inferior al de "El Lince"es recibido por S. M. el Rey, el Presidente del Gobierno, el Ministro de Deportes, o es asiduo en las noticias deportivas. Pero Javi, después de sus veinte años (ahí es nada) de profesional, todavia sigue esperando.

Ha mejorado con el paso del tiempo. Ahora tiene 39 años y está hecho un chaval. Tuvo que ir este mes a Alemania a defender su título ante Felix Sturm, al que el se lo había arrebatado antes y, como no podía ser de otra forma, perdió injustamente por puntos. Si llega a celebrarse el combate en España, seguiría siendo el campeón. Pero ésto no fué posible por la falta de apoyos (televisión, publicidad) en este país.

Cada vez que Castillejo ha defendido un título mundial en la Cubierta de Leganés, el aforo de 19000 espectadores ha resultado insuficiente. ¿Que no hay afición al boxeo? ¿Por qué esta falta de interés en los medios de comunicación? ¿En las autoridades deportivas?

Javier Castillejo no tiene que demostrar nada ya ha hecho historia. Si sigue ahí es porque quiere. Cuando decida que ha llegado el momento de su retirada, se habrá extinguido el lince, único ejemplar que ha hecho vibrar a los aficionados del boxeo de este país en esta última década.
Por todo ello, GRACIAS, CAMPEÓN.

Anoche tuve un sueño

En la sala de casa, frente al televisor, miro el partido de fútbol; juega el Athletic y yo, a distancia, hago esfuerzos mentales para que acabe, de lo mal que lo estoy pasando. Mi equipo del alma lleva una temporada desastrosa, como la anterior, bordeando los puestos de descenso; en cada partido nos jugamos la vida y tenemos una necesidad imperiosa de sumar puntos. Está finalizando la segunda parte y vamos ganando1-0 al Valencia; nos tienen acorralados, no hacen mas que atacar y presionar; si nos empatan sería un mal menor. Ahora, como nos ganen, sería una tragedia, no quiero ni pensarlo.

De mi boca salen las palabras ¡PITA YA, HOMBRE !. Pasan unos minutos y por fin acaba. ¡Gracias a Dios! menos mal que ganamos y por fin salimos de la zona de descenso. Aunque lo que realmente me gustaría es que acabara esta temporada con el Athletic salvado y nos dejáramos de sufrimientos .

Me doy cuenta de que tengo las manos apretadas contra mis rodillas y se han quedado dormidas, con los dedos engarrotados por la presión ejercida durante el partido. Pero me he quedado como hipnotizado frente a la tele, no presto atención a las imágenes, sólo escucho un sonido único que he oído desde pequeño y por desgracia siempre a distancia; es un sonido especial, el que sólo se produce en San Mamés, La Catedral.

De lo mas profundo emití un susurro: "No me muero sin estar ahí".

Llega la hora de acostarse; poco a poco voy quedándome dormido y empiezo a soñar. En el sueño estoy un poco nervioso, llevo la bandera de mi tierra y visto los colores rojiblancos de mi equipo y me dirijo a San Mamés. Llego al estadio veo desde fuera su característico arco subo las escaleras a toda prisa, y delante de mí aparece, como un espejismo, en todo su esplendor, La Catedral. Me paro unos minutos a contemplarla e intento memorizar todos sus detalles . Veo como se empiezan a llenar las gradas de gente y van adquiriendo color rojo y blanco. Y, como si lo hubiera hecho siempre, me dirijo a mi localidad, coloco mi bandera y se empieza a oír el murmullo de San Mamés. Y yo, sin darme cuenta, formo parte de ese sonido tan característico, y con el grito que me salía del alma de "¡Athletic Athletic!" , ya era uno mas.
Pense: qué grande es formar parte de esta historia. Podía ver esos miles de personas que sentían lo mismo que yo .
Ese sentimiento es mas profundo que mis tatuajes se lleva mas allá de la piel o el alma. Cómo podría desprenderme de un sentimiento adquirido desde que tengo uso de razón aunque yo haya nacido a mas de 3.000 kilómetros de distancia y me separe un océano. Me enorgullezco de pertenecer a un equipo que no quiere extinguirse; de ser el león que lucha con las armas de antaño , en el que sólo pueden militar los chicos del barrio, sabiendo que es un privilegio único el vestir estos colores .

Suena el despertador. Me levanto de la cama. Después de un par de bostezos me empiezo a vestir , me desayuno , me aseo, entro en mi habitación y me despido de Lego, salgo al patio y me quito de encima al calzarme las botas a los perros, que me dan entre alborotos sus buenos días.
Abro la puerta de la finca, recojo algunas herramientas que me harán falta para el trabajo de hoy , me subo al coche y venga, a trabajar.
Por el camino recuerdo el sueño que he tenido, se me pone una sonrisa y cara de bobo, por la gran satisfacción de saber que yo ya viví ese sueño. Pienso: "ya puedo estar tranquilo he oído el sonido de la Catedral y yo formaba parte de el". Aunque todavía me parezca mentira y tenga que mirar las fotos de vez en cuando.

He plantado muchos arboles por mi profesión ,tendré un hijo y nunca escribiré un libro pero no me importa. Dios me ha otorgado unos privilegios únicos. Ser canario, tener una familia maravillosa y una mujer que ha sido un regalo y he cumplido el sueño de toda mi vida.
El Athletic Club de Bilbao es para mi y para muchos mas que un club, es algo muy especial, único. Está muy arraigado en el pueblo vasco y esto se siente de verdad, conserva unos valores que se han perdido, una filosofía centenaria y una afición realmente grandiosa, única. Su estadio, San Mamés (La Catedral) te hace sentir que pasas a otra dimensión, es una experiencia inolvidable.
Todo lo que pude vivir junto con mi mujer en mi estancia en Bilbao ha superado con creces lo que podía intuir a través del televisor, radio o prensa.

De todo corazón le doy las gracias a las personas que han hecho posible este alucinante sueño que nunca podré olvidar:
-A mi mujer Lego por oír mis susurros y no dejar de sorprenderme
-A Maui y familia por su generosidad y colaboración desinteresada
-Al pueblo vasco por demostrarnos su amabilidad
.
PD: aunque yo no este allí mi voz ha quedado en La Catedral , se oirá animando al grito de "¡Athletic Athletic Athletic!" para siempre.